Primera vez que veo a los sublimes fineses, y debo decir que la experiencia fue más que buena. Exquisito concierto el que nos ofrecieron, ejecutando todas las canciones a un nivel que rozó la perfección.
Por el contrario, fue la enésima vez que asistí al Palacio de los Deportes, el recinto de referencia para casi todos los grandes eventos musicales de la ciudad. Y de nuevo disfruté de ese espacio privilegiado para los que estamos dispuestos a pagar un poco más con tal de estar más cerca del escenario sin malgastar todo el día (y puede que también la noche) haciendo cola. En esta ocasión lo bautizaron "Front Stage". La organización estuvo un poco peor que la que hacía dos meses se había encargado del concierto de Scorpions + Sabaton porque, en lugar de hacernos bajar directos a la pista por la escalera más cercana a la puerta por la que entramos, nos hicieron rodear el recinto casi por completo para bajar por otra escalera. Bastante absurdo, la verdad, aunque supongo que tendrían algún motivo. Además nos hicieron entrar antes de tiempo, con lo cual la espera se prolongó bastante y mucha gente protestó, pero yo lo agradecí porque se estaba mejor dentro que fuera al sol.
Los teloneros fueron Alquimia, la banda fundada por el también guitarrista de Avalanch Alberto Rionda. El estilo podría decirse que es un calco del ofrecido por otro anterior grupo (power metal con letras en castellano); pero entre que a mí Avalanch ni fú ni fá y que tuvieron un sonido malísimo, más que disfrutarlos, los sufrí. Le pusieron muchas ganas y actitud, pero no me convenció lo que escuché.
Finalmente, tras la inevitable espera de rigor por el cambio de instrumentos y atrezzo, salieron a escena los protagonistas de la velada. Arrancaron con la primera canción de su último disco y Floor Jansen demostró que la fama de su voz no es infundad. Qué maravilla. Y qué tiarrona, su 1,85 m. resultaba aún más impactante al lado del pobre Emppu Vuorinen, el menudo guitarrista que tan sólo levanta 160 centímetros del suelo.
El repertorio completo, prácticamente invariable durante toda la gira, fue el siguiente:
Shudder Before the Beautiful
Yours Is an Empty Hope
Bless the Child
Storytime
My Walden
Élan
Weak Fantasy
7 Days to the Wolves
The Siren
The Poet and the Pendulum
I Want My Tears Back
Nemo
Stargazers
Sleeping Sun
Ghost Love Score
Last Ride of the Day
The Greatest Show on Earth
A priori se echaban en falta algunos de sus temas más míticos, así como algo de representatividad del álbum Wishmaster, pero una vez allí consiguieron hacernos olvidar todas las ausencias gracias a la excelencia de lo que sí estuvo presente.
El líder del grupo, Tuomas Holopainen, tiene a su disposición nada más y nada menos que tres teclados y se pega una paliza de mil demonios pasando de uno a otro. Se nota que, aunque tengan que llevar mucho audio pregrabado (todos los arreglos orquestados), él hace todo lo que está en su mano por tocar en directo lo máximo posible. Compone, escribe e interpreta a las mil maravillas, por lo que seguramente sea uno de los músicos más completos que existen en el panorama del heavy metal (si no el que más).
Por otro lado, Marco Hietala es también un monstruo de mucho cuidado. Su protagonismo, más que por su papel de bajista (a pesar de su novedoso bajo con dos mástiles), es gracias a su agresivo vozarrón que no pierde un ápice de contundencia en directo.
Ya he hablado de la magnífica Floor, pero no del aluvión de críticas que recibió por haberse movido poco en el escenario. Qué fácil es hablar sin saber... ¡que estaba embarazada de cuatro meses! Una vez se hizo pública esa información días más tarde, sus sacudidas de cuello ondeando melena tienen mucho más mérito.
En cuanto al también mencionado Emppu, me dio la impresión de que va un poco justo con la guitarra. No me malinterpretéis, no es que no llegue (ya quisiera yo tener su calidad), pero se nota que necesita concentrarse al máximo para sacar adelante sus partes más difíciles. Así que, al igual que cuando he visto guitarristas muy virtuosos que van sobrados lo he comentado, este no ha sido el caso.
Por otro lado, Marco Hietala es también un monstruo de mucho cuidado. Su protagonismo, más que por su papel de bajista (a pesar de su novedoso bajo con dos mástiles), es gracias a su agresivo vozarrón que no pierde un ápice de contundencia en directo.
Ya he hablado de la magnífica Floor, pero no del aluvión de críticas que recibió por haberse movido poco en el escenario. Qué fácil es hablar sin saber... ¡que estaba embarazada de cuatro meses! Una vez se hizo pública esa información días más tarde, sus sacudidas de cuello ondeando melena tienen mucho más mérito.
En cuanto al también mencionado Emppu, me dio la impresión de que va un poco justo con la guitarra. No me malinterpretéis, no es que no llegue (ya quisiera yo tener su calidad), pero se nota que necesita concentrarse al máximo para sacar adelante sus partes más difíciles. Así que, al igual que cuando he visto guitarristas muy virtuosos que van sobrados lo he comentado, este no ha sido el caso.
Para los más veteranos seguramente la novedad más destacable fue el artista invitado que les acompañaba: un gaitero / flautista / bandurrista. ¿Sabíais que existen las gaitas eléctricas? Pues yo no. Un puntazo que demuestra los esfuerzos de Tuomas (que es el que manda en este corral) por reducir al mínimo la música pregrabada y primar el directo.
Después, sobre Jukka Nevalainen poco puedo decir, nunca he sabido juzgar a los baterías, ¡todos me parecen buenos! (menos Txus di Fellatio)
Y todo el concierto estuvo aderezado por vídeos en la pantalla del fondo que acompañaban muy acertadamente las canciones. Probablemente el espectáculo hubiera ganado si también hubieran mostrado algún primer plano de los músicos, ya que el público que se encontraba más lejos no tuvo ninguna ocasión de verlos más de cerca.
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