Por fin llegó el concierto en el que más expectativas tenía puestas de los últimos años. Después de saborear lo que Sabaton pueden hacer cuando telonearon a Scorpions el verano pasado, tenía unas ganas enormes de verles como cabeza de cartel. Y es que aquellas escasas 8 canciones me supieron a gloria a pesar de la sobriedad de la puesta en escena que les permitieron (escenario completamente negro, sin tan siquiera un miserable telón con su nombre).
Un mes después de aquel concierto sacaron el disco The Last Stand, sin duda su disco más ecléctico, lo que además les daba la excusa para salir a hacer gira. El lanzamiento me pilló en plenas vacaciones y me lo estuve escuchando en bucle cada vez que cogíamos el coche de alquiler de tal forma que ahora sus canciones, especialmente la que da título al disco, traen a mi mente nítidas imágenes de paisajes de Lanzarote.
Tuve además la suerte de no tener que ir solo al concierto como tantas otras veces me ha pasado, ya que tanto el cantante ausente de NULL como el bajista presente tuvieron a bien acompañarme. Así que una vez más acudí al Palacio de los Deportes a disfrutar de buena música. Tras soportar el frío en la cola más de lo previsto porque retrasaron la hora de apertura unos 30 minutos, pudimos comprobar en qué consiste el formato "The Box" de dicho recinto: gradas vacías y un telón casi a media pista habilitando algo más de la mitad este de la misma. Según tengo entendido la capacidad de dicho montaje es de 3.000 personas, así que, dado que las entradas no se agotaron, estuvimos bastante cómodos.
Los primeros teloneros, Twilight Force, resultaron ser unos frikis de mucho "cuidao" (lo digo por sus indumentarias estilo Señor de los Anillos). Su power metal épico tiene muchísima calidad (me escuché uno de sus discos antes del concierto), aunque no es el estilo que más me gusta porque todas las bandas que se dedican a él me suenan igual. Lamentablemente el sonido que desplegaron fue deplorable. El bajo y los teclados se escuchaban por encima de todo lo demás, la batería sonaba a instrumento de juguete (especialmente los platos) y las guitarras apenas se apreciaban. Al menos me dejó asombrado el virtuosismo extremo del guitarra solista (el que no llevaba orejas postizas de elfo). Hacía tiempo que no veía unas manos con tantísima soltura por el mástil, su dominio del tapping era alucinante, incluso cuando el cantante le tapó los ojos pudo seguir su solo sin problemas. Eso sí, también es el guitarrista que se cuelga el instrumento más arriba que he visto nunca.
Poco después invadieron el escenario los infalibles "nuevos" Accept. Sé que ya se ha dicho mil y una veces, pero no deja de sorprender la buena forma en la que están desde su "renacimiento" tras el fichaje del señor Tornillo. Sonido brutal y compacto, coordinación perfecta y un saber estar sobre el escenario a la altura de muy pocos. Como siempre Wolf Hoffmann es el que se termina llevando prácticamente toda la gloria, pero es que el carismático guitarrista maneja al público como quiere con su instrumento que, por cierto, sonó increíble.
Su repertorio tuvo únicamente 4 temas de la época de Tornillo. Una pena, puesto que creo que los tres discos que llevan hasta la fecha con él son tan buenos que no necesitan recurrir a tantos clásicos de la época de Udo:
Stampede
Stalingrad
Restless and Wild
London Leatherboys
Final Journey
Princess of the Dawn
Fast as a Shark
Metal Heart
Teutonic Terror
Balls to the Wall
Y finalmente recibimos la descarga marcial sueca. La canción de introducción fue su versión de In the Army Now, cantada con muchas ganas por el ansioso público mientras miembros del staff vestidos de militares representaban un pequeño teatrillo a modo de soldados cautelosos buscando minas. En cuanto terminó el tema los músicos tomaron posiciones y escuchamos la misma frase con la que se presentaron medio año atrás: "Alright Madrid... We're Sabaton, we play heavy metal, and this is Ghost Division!". Resulta irónico que uno de sus mejores temas (si no el mejor) sea el único en el que ensalzan a los nazis, porque seguramente en más del 50% de sus letras hablan de batallas o sucesos de la II Guerra Mundial en la que los alemanes son siempre los enemigos.
Después de Ghost Division pasaron al tema con el que arranca su último disco, Sparta, y la verdad es que la puesta en escena tuvo luces y sombras. Tres miembros del staff se caracterizaron como espartanos, al igual que Joakim, pero la diferencia de corpulencia resultó insalvable; hasta el punto de que los tres pobres colaboradores tenían un aspecto bastante ridículo al lado del frontman.
Siguieron con otra canción del nuevo disco, Blood of Bannockburn, en la que me di cuenta de que las voces estaban un poco bajas. Por suerte a lo largo del concierto el técnico de sonido lo corrigió. A continuación tocaron Swedish Pagans tras hacer un numerito entre Joakim y el nuevo y rellenito guitarrista, Tommy Johansson, en el que supuestamente el vocalista daba a elegir al recién incorporado qué canción tocar. El caso es que Tommy punteó el susodicho tema y Joakim, tras decirle que no le gustaba, le terminó llamando "gilipollas" en castellano. Supongo que únicamente quería arrancarnos una carcajada, cosa que consiguió, pero la broma se les fue de las manos porque terminamos llamando gratuitamente gilipollas al pobre Tommy cada vez que había ocasión.
La quinta canción interpretada fue The Last Stand, alterando el guión que venían siguiendo a lo largo de la gira ya que la adelantaron, cambiándola por Carolus Rex, que vino después. Para el tema del batallador rey sueco Joakim se puso una casaca como la que lleva la ilustración de la portada de susodicho disco, con los colores de la bandera de su país.
Tuvimos que "esperar" cinco canciones para que pasara algo digno de reseñar, y es que, como nos aclaró Joakim antes de hacerlo, quieren ofrecer algo original en cada concierto, apostillando que iban a hacer algo único aunque fuera una mierda. Entonces le sacaron un teclado y mientras se colocaba para tocarlo nos dijo que él era el teclista del grupo cuando lo fundaron y que nos quería tocar algo, sorprendiéndonos con la melodía de Jump de Van Halen. Pero poco duró la broma porque inmediatamente cedió el puesto a Tommy para que arrancara una curiosa versión de The Final Solution, en la que el resto de miembros utilizaron instrumentos acústicos (guitarra acústica, bajo acústico y un cajón para la percusión) salvo el vocalista, claro. A mí personalmente me dejó un poco frío, creo que la versión original es considerablemente mejor.
Cuando retiraron el teclado Joakim dijo que él en realidad es un excelente guitarrista y que el mismísimo Michael Jackson le había elegido como su guitarrista principal, pero que justo entonces se murió. También demostró capacidad para el humor negro porque añadió "cuando era niño estuve en contacto con él", despertando todo tipo de reacciones entre el respetable. El caso es que interpretó el punteo característico de Beat It durante unos segundos para pasar al tema que interpretan a tres guitarras: Resist and Bite.
Y la última anécdota tuvo lugar en los bises, cuando, justo antes de la última canción, Joakim se dio cuenta de que una chica en primera fila portaba un cartel que decía que su sueño era estar en el escenario con Sabaton. Pues sueño cumplido: el vocalista pidió a seguridad que le subieran a la afortunada, que se llamaba Susana, y estuvo durante la interpretación de To Hell and Back disfrutando de unos minutos que jamás olvidará. Además, su complicidad con Tommy provocó que el cántico que le dedicábamos cambiara a "¡gilipollas, esta noche follas!".
El repertorio completo fue:
Ghost Division
Sparta
Blood of Bannockburn
Swedish Pagans
The Last Stand
Carolus Rex
Union (Slopes of St. Benedict)
Dominium Maris Baltici / The Lion From the North
Diary of an Unknown Soldier / The Lost Battalion
Far from the Fame
The Final Solution (en acústico)
Resist and Bite
Night Witches
Winged Hussars
Bises:
Primo Victoria
Shiroyama
To Hell and Back
En definitiva: fue un gran concierto, pero no nos fuimos plenamente satisfechos con la actuación de los suecos. Faltó algo. Fuego tal vez. El caso es que el hype generado fue superior a lo ofrecido porque antes de la gira anunciaron a bombo y platillo que, al ser cabezas de cartel, podían llevar todo su atrezzo sin ninguna limitación. Y el que llevaron nos pareció bastante limitado. Vale, la pantalla de vídeo estuvo muy bien, pero esperábamos algo más. Además, siempre arrastrarán el problema de los teclados pre-grabados, detalle que les resta puntos en directo.
Dicho lo cual, la actuación de Accept fue de sobresaliente. Está claro que tienen más tablas que Sabaton, pero entre que su sonido fue considerablemente mejor y que las columnas de humo que utilizan habitualmente les proporcionan una espectacularidad más que suficiente, creo que fueron los mejores de la velada.
Bajo estas últimas líneas dejo los escasos cuatro vídeos que la batería de la cámara me permitió grabar en alta definición. Va siendo hora de comprar otra...
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