lunes, 1 de mayo de 2017

Ghost: 14 de abril de 2017

Días antes de este concierto me enteré de que los anteriores 'nameless ghouls' (los músicos instrumentistas) del grupo habían denunciado al cantante y líder del grupo 'Papa Emeritus' por incumplimiento de contrato, acusándole de haberles ocultado los beneficios que había generado la banda los últimos años y haber intentado convertirles en 'consultores' de su empresa (supongo que por no decir 'músicos de sesión', que no suena tan mal) en lugar de miembros de pleno derecho antes de expulsarles; revelando en la denuncia todas las identidades que se mantenían secretas. La respuesta a la prensa del Papa Emeritus (prefiero respetar su nombre artístico a pesar de conocer el real porque él oficialmente nunca lo ha revelado) fue que la banda en ningún momento se había formado como un conjunto en el que todos los miembros tuvieran el mismo peso porque, de hecho, el primer disco lo compuso y lo grabó él antes de que el grupo existiera: el grupo, de hecho, se creó únicamente para poder tocar el material en directo. También añadió que la alineación ha cambiado varias veces a lo largo de los 7 años de existencia del grupo sin polémicas de por medio, lo que demuestra que los instrumentistas han sido músicos de quita y pon.

Todo este tipo de noticias no me gustaron nada, así que se me quitaron las ganas de ir al concierto. Pero, como nunca contrato el seguro de cancelación, no me quedó más remedio que ir. Y menos mal, porque qué pedazo de espectáculo dieron.


Pero no nos adelantemos. Ya había visto a Ghost tocar anteriormente en festivales de día y mi impresión de ellos resultó ser bastante pobre, pero hubo quien me dijo que en la oscuridad su actuación mejora mucho, así que me decidí a darles otra oportunidad. Además, la canción Square Hammer del EP Popestar me pareció sublime.

En mi enésima peregrinación al Palacio de los Deportes no sólo no fui solo, sino que además estrené acompañante: mi cuñada. En principio la entrada era para mi mujer, pero el reciente nacimiento un mes antes de nuestra primera hija no hizo aconsejable su asistencia. De nuevo el formato del recinto se adaptó a una asistencia moderada, y es que, aunque el Palacio le viene grande a la mayoría de grupos, la falta de salas con un tamaño superior al de La Riviera hace que la oferta adaptable según el aforo sea un completo acierto.

Nos enteramos de que había teloneros in situ, al ver que había un bajo, un teclado y una batería sobre un escenario que albergaba más elementos ocultos con telas negras. Tras esperar más de una hora salieron a tocar los dos únicos miembros del grupo llamado Zombie, quienes nos castigaron con la peor oferta musical que me haya tenido que tragar nunca en un concierto por el que haya pagado. ¡Qué infierno de estilo! Música electrónica muy repetitiva con una batería machacona insufrible. Y cuando el teclista cogió el bajo la cosa no mejoró lo más mínimo. Los tres cuartos de hora que estuvieron torturándonos se nos hicieron eternos.



Todavía tuvimos que esperar otra hora más hasta que el Papa y sus 'nameless ghouls' salieron a tocar. Mientras tanto sus 'pipas' se dedicaron a descubrir y probar los instrumentos con poses y reverencias mientras una pieza de música de órgano larguísima iba creando ambiente.

Pero cuando por fin salieron, ¡cómo salieron! Empezaron precisamente con Square Hammer y el temazo cayó como un trueno sobre el Palacio a pesar de que uno de los micros de la batería estaba mal conectado (en medio de la canción salió uno de los 'pipas' a ajustarlo, como puede verse en el vídeo más abajo). Resultó ser totalmente cierto lo que me habían dicho acerca del efecto que tiene la oscuridad en sus conciertos, pero el factor que marcó la diferencia fue la caña que dieron los instrumentistas. ¡Qué energía! Lo dieron absolutamente todo, muy al contrario que alineaciones anteriores, cuyos músicos ni se movían del sitio (aunque los nuevos atuendos más ligeros y que estuviéramos en un recinto con aire acondicionado también pudieron tener parte de culpa).


Tras un par de canciones el Papa Emeritus presentó a las 'hermanas del pecado', que repartirían obleas consagradas por él a las primeras filas, no sin antes amenazar con cortarle los huevos al que se propasara con ellas. Aunque nos animó a propasarnos entre nosotros todo lo que quisiéramos.


El repertorio, un poco corto, fue:

Square Hammer
From the Pinnacle to the Pit
Secular Haze
Con Clavi Con Dio
Per Aspera ad Inferi
Body and Blood
Devil Church
Cirice
Year Zero
Spöksonat
He Is
Absolution
Mummy Dust
Ghuleh/Zombie Queen
Ritual
Monstrance Clock


Poco tardó el Papa Emeritus en cansarse de la tiara, así que cuando llevábamos un cuarto de concierto se la quitó hasta el final junto con la túnica.


Ya he hablado de que los instrumentistas marcaron la diferencia, pero prácticamente todos merecen mención especial: los dos nuevos guitarristas son solistas, lo que dio mucho juego. Por otro lado, al bajo ahora hay una mujer, y dio la talla sin problemas además de aportar una pincelada de originalidad porque físicamente es bastante menudita.


Y el teclista también tuvo su minuto de gloria cuando sacó un teclado portátil para marcarse un solo.


El público también estuvo entregadísimo, y es que, aunque probablemente nunca logren arrastrar masas en nuestro país, el lograr un aforo similar al de Sabaton creo que puede considerarse todo un éxito (eso sí, para exitazo el de Nightwish medio año antes, que llenaron el Palacio al igual que, por ejemplo, Iron Maiden).


El Papa Emeritus nos preguntó en repetidas ocasiones si nos lo estábamos pasando bien porque, según dijo, eso era lo más importante para él, y nos agradeció de corazón nuestra asistencia.


Tras tocar Ritual se despidieron falsamente porque todavía les faltaba el bis y, tras regresar al escenario, el Papa Emeritus nos dio un buen discurso defendiéndose de los que les acusan de ser predecibles por tocar siempre la misma para cerrar los conciertos.


Dijo que esa canción se refería al orgasmo femenino y que tras hora y media juntos podía considerarse que habían estado haciendo el amor con nosotros. Finalmente nos animó a dar a nuestr@s acompañantes un orgasmo esa noche.


Así que, en resumidas cuentas, un conciertazo más a la saca. Sin duda volveré a verles cuando vuelvan.