viernes, 13 de julio de 2018

Metallica: 5 de febrero de 2018


Mi tercera vez viendo a Metallica presentando nuevo disco, segunda con el escenario cuadrilátero en el Palacio de los Deportes y quinta en total.


Esta vez en primera instancia había decidido no acudir debido al altísimo precio de las entradas y a que en el último concierto suyo que fui me aburrí un poco (Sonisphere 2012, tocando íntegramente el Black Album) a pesar de estar en el Black Circle. Además, en las primeras escuchas del Hardwired... to Self-Destruct, el disco no me acabó de convencer (aunque después me fue gustando más cuanto más lo escuchaba), pero en el último momento me dio un arrebato y compré una entrada de grada (inicialmente intenté comprar dos, pero el sistema de Ticketmaster me tiró para atrás cuando me disponía a pagarlas) para el segundo concierto (pusieron dos fechas, el sábado 3 y el lunes 5 de febrero) porque para el primero se agotó todo al instante.


El día en cuestión cayó una nevada importante en Madrid, así que supongo que los que hicieron cola para pillar buen sitio en la pista no debieron pasarlo muy bien esperando. Yo, como suelo hacer siempre que tengo asiento reservado, llegué justito de tiempo (ni teloneros ni gaitas), y la verdad es que pasé un mal rato para encontrar mi sitio ya que la mayoría de escaleras de subida a las plantas superiores estaban cerradas. Tuve que dar bastantes vueltas casi a la carrera hasta encontrar el camino y me senté en mi asiento a falta de 5 minutos para el inicio programado... que al final no fue tal porque empezaron con media hora de retraso.

La verdad es que el Palacio tenía un aspecto sensacional, el de las grandes ocasiones:


Después de que se apagaran las luces y sonara The Ecstasy of Gold mientras se reproducían en las pantallas cúbicas colgantes (una de las novedades del montaje) las escenas de El Bueno, el Feo y el Malo en las que suena dicho tema, hicieron aparición los músicos. Como se puede ver en el primero de mis vídeos (abajo), Rob y Kirk entraron a la carrera mientras que James se paseó por el pasillo tranquilamente saludando a la gente, a pesar de que los miembros de seguridad que le escoltaban seguramente le iban metiendo prisa (Lars parece que va detrás de James, pero no se aprecia claramente).

Éste fue el setlist que interpretaron:
Hardwired
Atlas, Rise!
Seek & Destroy
Harvester of Sorrow
Fade to Black
Now That We're Dead (con batukada incluida)
Dream No More
For Whom the Bell Tolls
Halo on Fire
Los Rockeros Van al Infierno (versión de Barón Rojo) por Kirk & Rob
Last Caress (versión de los Misfits)
Creeping Death
Moth Into Flame
Sad but True
One
Master of Puppets

Bises:
Blackened
Nothing Else Matters
Enter Sandman

No fue un mal setlist teniendo en cuenta que presentaban nuevo disco, pero me quedé con la pena de no haber podido escuchar Spit Out the Bone (probablemente mi favorita de entre las nuevas y que sí tocaron en el concierto anterior) y que incluyeran canciones que no considero que estén entre sus mejores temas que ya he oído otras veces en directo (como Harvester of Sorrow, cuando todavía no he escuchado nunca The Four Horsemen). Pero bueno, está claro que difícilmente ningún setlist puede dejar contento a todo el mundo.


Musicalmente parece que por ellos no pasan los años, hacía casi 6 años que no los veía (que se dice pronto) y no noté ninguna diferencia sustancial con respecto a la última vez. Únicamente cambiaron los pantalones de Rob & Kirk (uno a mejor, cambiando el corto por el largo; y otro a peor, pasando a una especie de chándal).



En cuanto a las novedades, caben destacar cinco:
  1. Las ya mencionadas pantallas cúbicas colgantes (que dieron mucho juego porque podían subir y bajar)
  2. La batukada que se marcaron los cuatro en medio de Now That We're Dead (en mi opinión cortó un poco el ritmo del show, pero desde luego no se puede decir que no intenten hacer cosas nuevas)
  3.  La versión de un grupo local, en este caso Los Rockeros Van al Infierno de Barón Rojo (interpretada únicamente a la guitarra y el bajo por Kirk y Rob, pero que sienta muy bien al público)
  4. El ejército de drones que sacaron durante Moth Into Flame (y que ejecutaron interesantes coreografías pre-programadas, muy recomendable ver el vídeo)
  5. Y los fuegos artificiales salidos de la peana de la batería que explotaron en el clímax de la última canción, Enter Sandman (y que logré fotografiar por puro instinto)
Todo esto, claro, tuvo un peaje: mucho menos fuego. Sólo durante Creeping Death pudimos disfrutar de las tan antiguas como siempre espectaculares llamaradas.



En conclusión, un concierto bastante ameno y entretenido, con novedades interesantes que le dieron un toque de color. Sólo espero que los precios de las entradas no sigan subiendo a este ritmo porque, aunque me gustaría volverles a ver, muy a mi pesar, puede que mi economía no se lo pueda permitir.


Vídeos:











Vídeo oficial: