domingo, 17 de noviembre de 2019

Alice Cooper: 7 de septiembre de 2019

Nunca fui muy fan de Alice Cooper. Conocía sus típicas tres canciones famosas (School's Out, Poison y No More Mr. Nice Guy porque la versionó Megadeth) y a lo máximo que había llegado fue a "construirme" el recopilatorio Mascara and Monsters a base de descargas, pero me pareció un rock muy suave y con un sonido bastante antiguo en general (aunque la canción Elected me gustó mucho).


El caso es que cuando me enteré de este concierto y de que hacía 9 años del último por estas tierras, se lo propuse a mi mujer y aceptó rápidamente a pesar del precio. Y es que el argumento de que probablemente fuera la última vez que viniera pesó mucho (ya tiene 71 años).


Hacía pocos meses que vimos a Avantasia en el mismo recinto, así que repetimos plan: dejar a nuestra hija a dormir con los abuelos y disfrutar de una velada de no-padres. Desde que vi que en las entradas de grada no había asignación de asientos ya me olí lo que pasaría: cuando llegamos toda la zona central estaba ya ocupada. Así que nos terminamos sentando en un lateral bien abajo y, a pesar de verlo un poco de lado, en realidad estuvimos más cerca del escenario que la zona frontal (y con una columna de altavoces apuntándonos directamente, menudo pitido de oído izquierdo me llevé a casa).

A los pocos minutos de estar en nuestros asientos salieron a tocar los encargados de caldear el ambiente, los americanos Black Stone Cherry. Nunca había oído nada de ellos y, aunque su rock sureño no es mi estilo, hay que admitir que pasión y ganas ponen todas las del mundo. Especialmente el guitarrista Ben Wells, que no para de moverse ni un momento, y el batería John Fred Young, que da la impresión de que la música que tocan se le queda corta para lo que es capaz de hacer. Su despliegue de potencia extrema se ve acrecentado por el hipnótico contoneo de su frondosa melena, y todavía le da para hacer coros con un micro que le cuelgan por encima de la cabeza. Además es graciso ver la cantidad de baquetas que se le llegan a escapar de las manos durante su actuación. Me encantaría verle tocando power metal con un doble bombo a toda velocidad.


Cuando terminaron los teloneros, y tras participar ellos mismos en la recogida de sus propios bártulos, desplegaron el telón con los dos ojos dibujados como los del cartel de la gira. Aproximadamente media hora después se apagaron las luces y comenzaron a sonar las intros para hacernos saber que el espectáculo estaba a punto de comenzar. En cuanto sonó el coro pregrabado que da entrada a Feed my Frankenstein, cayó el telón, dejándonos ver el majestuoso escenario ya ocupado por los instrumentistas. Y, una vez los miembros del staff, ataviados con cascos y grilletes metálicos, se llevaron el telón, el señor Cooper salió por la puerta central desatando la locura de los espectadores, especialmente de la pista.

Antes de seguir profundizando en la actuación como tal, pongo el setlist que interpretó invariablemente durante toda la gira:

Feed my Frankenstein
No More Mr. Nice Guy
Bed of Nails
Raped and Freezin'
Fallen in Love
Muscle of Love
I'm Eighteen
Billion Dollar Babies
Poison
Solo de guitarra de Nita Strauss
Roses on White Lace
My Stars
Devil's Food (band only jam)
Black Widow Jam (con solo de batería de Black Juju)
Steven
Dead Babies
I Love the Dead (sólo la banda haciendo los coros)
Escape
Teenage Frankenstein

Bises:
Under My Wheels
School's Out (con un fragmento de Another Brick in the Wall de Pink Floyd)

La primera media hora fue la parte más dedicada a la música en sí y se me pasó volando. Desde Feed my Frankenstein hasta Poison, temazo tras temazo (ganan mucho sus canciones en directo con respecto a la producción de las viejas grabaciones) sin parar ni un momento.

En la primera canción se "escapó" una de las mascotas: el monstruo de Frankenstein de 3 metros que rápidamente devolvieron detrás del escenario los miembro del staff que lo sujetaban con cadenas. En Fallen in Love, única canción de su último disco de todo el repertorio, Alice se unió a los instrumentistas a la armónica (aunque el tema original no tiene nada grabado con eso), demostrando que no sólo es un vocalista. Durante I'm Eighteen, el señor Cooper se movió por el escenario apoyado en una antigua muleta, para sustituirla por un florete durante Billion Dollar Babies. En esa canción también dispararon hacia el respetable una catapulta con cabeza de demonio un buen fajo de billetes con la cara del cantante, según he podido leer.


Después de Poison, que fue una auténtica locura, el espectáculo bajó revoluciones y se centró más en la teatralidad. Tras un mínimo receso de oscuridad, durante el cual Nita Strauss se colocó una capucha con un velo que le tapaba toda la cabeza salvo los ojos (irreconocible con el cuerpazo que gasta, vamos) salió a interpretar su solo, el cual me decepcionó un poco. Tal vez no quiso lucirse demasiado. A continuación tocaron Roses on White Lace, en el que Sheryl Cooper (la mujer del cantante, que es la bailarina oficial de la banda desde hace más de 30 años) salió al escenario para interpretar a una moribunda novia cuyo vestido estaba manchado de sangre mientras intentaba a duras penas huir de Alice. Es increíble lo bien que se conserva esta mujer a sus 63 años.


Siguieron con la versión en directo de My Stars, bastante diferente de la del disco (mejor en mi opinión), para continuar con un par de temas enlazados sin Alice Cooper en el escenario, que terminó con un solo de batería. Se ve que el bueno de Vincent tiene planificado ese hueco para descansar un poco antes de encarar lo siguiente.


La parte teatral llegó a su clímax cuando enlazaron Steven + Dead Babies + I Love the Dead. Arrancó la performance con dos miembros del staff vestidos de cabezudos simulando ser bebés gigantes carceleros de un psiquiátrico que llevaban a Alice sujeto con una camisa de fuerza. Una vez los cabezudos se retiraban y el vocalista se liberaba de las mangas, hizo acto de presencia su mujer que, vestida de enfermera, paseaba un carrito de bebé. Así que el maníaco hizo lo que se esperaba de él: robarle el bebé para, tras cantarle la canción como si fuera una nana, intentar asesinarlo con un cuchillo de carnicero. Pero los bebés carceleros entraron en escena de nuevo justo a tiempo para detenerle y conducir a Vincent a una muerte por guillotina. Una vez consumada la falsa ejecución, el verdugo recogió su supuesta cabeza y la mostró repetidamente al público durante el resto de la canción, que terminó la banda sin su líder, mientras un nuevo bebé gigante medio-hombre medio-hinchable bailaba celebrando su muerte.


Con Escape todo volvió un poco a la normalidad, recuperando la música el protagonismo. En la última canción antes de los bises el monstruo de Frankenstein volvió a salir, esta vez para permanecer en escena casi toda la canción, al puro estilo de los Eddies que suelen sacar los Maiden.


Finalmente, con los bises se fueron por todo lo alto. School's Out fue la fiesta de las fiestas. Pompas de jabón por todas partes y globos gigantes rellenos de confeti que Alice se dedicó a explotar con una katana (cuando los alcanzaba, porque lanzó muchos mandobles al aire sin resultado). También aprovecharon la canción para presentar a la banda. Fue raro que dijera que uno de los guitarristas, Tommy Henriksen, era de Madrid, cuando no es verdad. O al menos eso entendí.

Yendo al detalle, queda patente que el señor Alice Cooper tiene muy claro lo que puede hacer y lo que no. Conoce cuál es el registro que le va bien, así que que nadie espere que haga agudos ni aguante notas durante varios segundos (ya lo hace la banda por él para arroparle en los coros). Pero, a pesar de esas limitaciones, las canciones no se resienten en absoluto. Además, lo suple todo siendo el perfecto maestro de ceremonias.


Sobre la banda en sí, llama la atención que tengan tres guitarristas. Demuestran que quieren reproducir lo mejor posible las canciones, porque ya se sabe que muchos temas en los discos tienen 2 ó 3 líneas de guitarras rítmicas pero luego en directo se suelen reducir a una. Los virtuosos son el batería, Glen Sobel, que va muy sobrado (no paraba de hacer malabares con las baquetas, toque lo que toque), y Nita Strauss, a la cual se le nota que es la más joven porque no para de correr por el escenario (demostrando que también va sobrada para lo que tiene que tocar).

En resumen, decir que a mí me encantan los conciertos con tanto espectáculo. No soy de los que critican a los artistas por querer dar un plus en directo y no centrar sus actuaciones únicamente en su música. Al fin y al cabo, pertenecen a la industria del entretenmiento y, cuando en un concierto te meten algo de teatro, pues doble ración.




viernes, 21 de junio de 2019

Avantasia: 27 de abril de 2019

Tercera visita de Avantasia a Madrid y tercera vez que voy a ver una sesión más del exitoso proyecto del amigo Tobias. Cada vez que vienen apuestan un poco más fuerte. La primera vez en fue en 2013 bajo el paraguas del último festival Sonisphere que se organizó en nuestro país (riesgo cero); la segunda en 2016, teniendo que duplicar fecha por lo rápido que se llegó al sold-out en La Riviera; y, al ver que pecaron de conservadores, esta vez se atrevieron con una plaza grande (y les salió bastante bien, aunque no llenaron).


Las entradas, comprada con un año de antelación, fueron el regalo del Día de la Madre 2018 que le hice a mi mujer, y por eso fuimos a la grada, para asegurarnos una visibilidad mejor para ella. Lo gracioso fue que se pusieron a la venta antes del lanzamiento del disco que motivaba esta gira, así que tocó jugársela un poco. El caso es que el anterior disco, Ghostlights, no me gustó tanto como los anteriores, pero como en directo mereció la pena, me decidí rápidamente. Y, una vez escuchado el nuevo disco, titulado Moonglow, he de decir que me ha sabido prácticamente igual que el anterior. Parece que Tobías ha dado con una fórmula que le permite componer música como quien hace churros y de momento no da la impresión de querer cambiarle una sola coma.


Días antes del inicio de la gira se hizo público el elenco de cantantes que acompañarían a la alineación fija de músicos instrumentistas y la mayor decepción fue la confirmación de la ausencia del gran Michael Kiske. Y es que la reunión de Helloween ha absorbido toda su actividad los dos últimos años. Al menos a su sustituto lo conozco sobradamente: el mítico Geoff Tate que, aunque ya no está como en sus años mozos, sigue pudiendo regalar actuaciones notables. Otra ausencia destacable fue la de Amanda Somerville para, según anunció, poder dedicarse más a su familia. Por desgracia también añadió que su baja es definitiva. El peso que tenía en la banda era tan importante, a pesar de dedicase básicamente a los coros, que para sustituirla reclutaron a dos féminas (la veterana alemana Ina Morgan y la jovencísima estadounidense Adrienne Cowan).


Lo bueno de tener asientos numerados es que te puedes permitir llegar tranquilamente con poca antelación al recinto, nada de perder el tiempo haciendo cola unas horas antes para pillar buen sitio. Además Vistalegre tiene el tamaño perfecto como para ver bien desde la grada, en ningún sitio estás demasiado lejos, no como te puede suceder en un estadio o en el Palacio de los Deportes, sin ir más lejos.


Dado que no hubo teloneros, entremos en materia. A continuación el generoso setlist:

Intro: La Canción de la Alegría de Beethoven
Ghost in the Moon
Starlight (con Ronnie Atkins)
Book of Shallows (con Ronnie Atkins y Adrienne Cowan)
The Raven Child (con Jørn Lande)
Lucifer (con Jørn Lande)
Alchemy (con Geoff Tate)
Invincible (con Geoff Tate)
Reach Out for the Light (con Oliver Hartmann)
Moonglow (con Adrienne Cowan)
Maniac (versión de Michael Sembello) (con Eric Martin)
Dying for an Angel (con Eric Martin)
Lavender (con Bob Catley)
The Story Ain't Over (con Bob Catley)
The Scarecrow (con Jørn Lande)
Promised Land (con Jørn Lande y Eric Martin, pero sin Tobias Sammet)
Twisted Mind (con Geoff Tate y Eric Martin, también sin Tobias Sammet)
Avantasia (con Geoff Tate)
Let the Storm Descend Upon You (con Jørn Lande y Ronnie Atkins)
Master of the Pendulum (con Ronnie Atkins)
Shelter from the Rain (con Bob Catley, Ina Morgan y Herbie Langhans, pero sin Tobias Sammet de nuevo)
Mystery of a Blood Red Rose (con Bob Catley)
Lost in Space
Bises:
Farewell (con Adrienne Cowan)
Sign of the Cross / The Seven Angels (con todos los cantantes invitados)

Como era previsible, para la primera canción añadieron a modo de prólogo una melodía que sirvió para poder arrancarla porque el inicio que tiene en el disco, extremadamente abrupto, no es fácil de ejecutar en directo (ni creo que quede bien). Entre ese primer tema y el segundo, Tobias aprovechó para comunicarnos que estaba un poco acatarrado. El caso es que en directo no noté ninguna diferencia con respecto a las otras veces que le he visto, pero después en los vídeos sí que se aprecia que su voz suena más aguda de lo normal (lo cual me extrañó porque lo habitual es que suene más grave cuando se está resfriad@).


En Book of Shallows nos dieron una de cal y otra de arena. Por un lado, me decepcionó que fuera el propio Tobias el que interpretó las partes de Hansi Kürsch (el cantante de Blind Guardian, que colaboró en el disco), teniendo invitados de sobra como para tener que "pluriemplearse" (y lo mismo pasó con The Raven Child); pero, por otro, nos sorprendió gratamente quién hizo las partes de Mille Petrozza (cantante de Kreator que también colaboró en el disco): Adrienne Cowan, sacando unos guturales que nos dejaron atónitos y levantaron la que creo que fue la mayor ovación de la noche.

Con Raven Child entró también en escena el bueno de Jørn Lande (portando una camisa un tanto desafortunada, menos mal que más adelante se la cambió), y con Lucifer acaparó todo el protagonismo porque es una canción compuesta para que se luzca. De todas formas es un tema que no me acaba de llegar, por muy bien interpretado que esté.


Tuve que esperar hasta la sexta canción para poder ver al invitado que más ilusión me hacía en esta gira: Geoff Tate, que cantó sus dos canciones del nuevo disco seguidas pero en orden inverso (con toda lógica, puesto que es mejor abrir boca con la balada y luego romper con la canción cañera).

Después, en Reach Out for the Light, me volví a llevar una decepción con el reparto de tareas vocales porque esperaba que el papel del ausente Michael Kiske lo ocupara Geoff Tate. Pero no, lo hizo el guitarrista Oliver Hartmann, y he de decir que pasó la prueba con nota.



Durante el solo de esa canción vivimos el momento más gracioso del concierto con diferencia: aprovechando la presencia de un "cerveza-man" por las primeras filas, Tobias se agachó para pedirle un mini (un vaso de un litro). El vendedor ambulante le dijo que costaba 10 euros y, tras mostrar su sorpresa sin ningún disimulo, el cantante le pidió que esperara ahí un momento y salió por un lateral del escenario en busca del dinero. Instantes después regresó, pagó al "cerveza-man" y recibió su bebida, para a continuación comentar lo desproporcionado que le parecía el precio y que necesitaríamos una fortuna para emborracharnos (está todo en el vídeo correspondiente, al final).

Además, durante el resto de la actuación aprovechó para incidir en el asunto cada vez que se acordaba ("Ten fucking euros!" repitió varias veces, unas entre risas y otras haciéndose el indignado). Incluso llegó a decir que la próxima vez que vinieran buscarían un sitio donde la cerveza fuera más barata (habrá que volver a la Riviera, porque en el Palacio de los Deportes / Wizink Center también son así de caras, si no más). Si una y otra vez se demuestra que aquí en España abusan de nosotros con el precio de las entradas con respecto a otros países, patente quedó que con la bebida pasa lo mismo. 


Después de que Adrienne Cowan retomara protagonismo haciendo las veces de Candice Night en Moonglow, le tocó el turno a Eric Martin para interpretar la versión de la popera canción Maniac, incluida en la banda sonora de la película Flash Dance; y Dying for an Angel, ambas muy bien recibidas por el respetable. 


A continuación entró en escena el último invitado que faltaba por aparecer, el Raphael del Rock o, como Tobias le definió, su británico favorito (porque Bruce Dickinson no le hace caso, claro), Bob Catley. Con su segunda canción, The Story Ain't Over, volvimos a vibrar intensamente y no paramos durante las siete siguientes canciones. 
 

Menuda batería de temazos nos soltaron uno detrás de otro, etapa que aprovechó Tobias para descansar en tres de ellos, asumiendo que no se le echaría mucho de menos. Por cierto, nunca había visto a Geoff Tate pasárselo tan bien en un escenario como en la canción homónima del grupo, ¡cómo bailó!
 

Además Ina Morgan abandonó por primera y única vez del espacio de coristas para ejecutar gorgoritos al más puro estilo Michael Kiske durante Shelter from the Rain (y protagonizar una escena un tanto surrealista, arrodillándose frente a Oliver Hartmann mientras interpretaba el solo - como dijo mi mujer: esta tía es la que menos pega).


Las revoluciones volvieron a reducirse durante las últimas canciones con claro sabor a despedida, especialmente con Farewell, teniendo de nuevo a Adrienne en primera línea, haciendo esta vez la parte de Amanda Somerville. El punto y final lo pusieron con el habitual "medley" entre Sign of the Cross y The Seven Angels, momento aprovechado también para presentar a todos los músicos que forman el súper-grupo.


Desde luego, a pesar de que Tobias dice que nunca quiere atarse a nada en las entrevistas, el futuro de Avantasia parece asegurado para muchos años. Cita obligada cada vez que pasen por Madrid.


A continuación, los vídeos que grabé:

 
   
  
  
   
 

miércoles, 20 de marzo de 2019

Doro: 16 de marzo de 2019

Sólo ha habido una vez en mi vida en la que lo he pasado tan mal en un concierto, y la culpa no fue ni de los músicos, ni de la organización ni de la sala, sino de un virus gastrointestinal cortesía de mi hija. El caso es que las entradas fueron uno de mis regalos de Reyes y, para una vez que mi mujer también se apuntaba, pues no era cuestión de descartar el plan aunque no estuviera yo en mi mejor momento precisamente. Como le dije a mi cuñada: prefiero arrepentirme de haber ido que de haberme quedado en casa.


Dado que había que ahorrar energías, como la apertura de puertas estaba prevista para las 19:30 y que había un grupo telonero, calculé acertadamente que Doro no empezaría hasta las 21:00. Así que llegamos a la sala Mon (antigua Penélope, de aciago recuerdo para mí porque fue donde Ralf Scheepers de Primal Fear me engañó vilmente haciendo playback) pasadas las 20:00. Llegamos a tiempo de escuchar las dos últimas canciones de los teloneros, los suecos 'No Sleep For Lucy', bastante pop-rockeros para mi gusto (aunque a mi mujer le gustó lo poco que oímos).

El caso es que a mitad de la última canción los de la sala encendieron el nuevo sistema de ventilación, instalado durante la remodelación que trajo consigo el cambio de nombre y del que ya había leído en una reseña de Google, y por poco salimos volando. Qué exageración. Así que al final no estuvo mal llegar con cierta antelación a la actuación de Doro porque nos pudimos mover y encontrar un sitio donde no nos pegaba la ventolera tan directamente. Por desgracia, a pesar de que pasadas las 20:30 ya habían desmotado todo el equipo de los teloneros y estaba todo listo, hasta las 21:00 no salió a actuar la banda de la señorita Dorothee Pesch (tal y como predije). Siempre es un coñazo esperar mirando a las musarañas, pero cuando estás al límite de tus fuerzas, resulta crítico.
 

Eso sí, cuando la alemana salió a escena, acompañada de sus músicos habituales, lo dio todo desde el primer momento. Motivación tiene para dar y tomar. Y si además le sumas a que la pared del fondo del escenario es una pantalla en su totalidad, el efecto visual es magnífico. Bravo por la inversión de la sala.



Tras la primera canción nos hizo saber que iba a ser un concierto muy especial porque iba a haber sorpresas, un invitado especial y además lo iban a grabar (y en efecto un cámara estuvo rondando por el escenario durante la actuación). Para mí la primera sorpresa fue la inclusión en el repertorio de 'Earthshaker Rock', y no por novedosa sino porque había revisado los setlists de algunos shows anteriores y no me había parecido verla. Temazo que siempre se agradece. De todas formas, la primera sorpresa real fue que la propia Doro descargó generosamente un falso extintor durante la canción de su nuevo disco, 'Bastardos', hasta en dos ocasiones para arengar a las masas.


Después de otras dos canciones de la época de Warlock, la ineludible 'Burning the Witches' y la ochenterísima 'Fight for Rock', llegó otra sorpresa: para la canción 'The Night of the Warlock', publicada justo hace diez años, un miembro de su equipo abordó el escenario ataviado con una túnica negra con capucha, una vara y una máscara con una expresión bastante exagerada; para representar el papel del hechicero del que habla la canción.


Y después llegó la última sorpresa, el invitado especial: Tommy Bolan, guitarrista de Warlock durante el disco 'Triumph and Agony' de 1987, se unió a la banda. Dado que parece ser que vive en España, estuvo presente en los tres conciertos de esta gira en nuestro país. Y a partir de ahí comenzó el cuasi-monólogo del mencionado disco, salvo por un par de excepciones.


La verdad es que creo que Bolan no aportó demasiadas cosas positivas. Por un lado cayó en la sobreactuación, moviéndose exageradamente para el espacio que había disponible, y tratando de hacer solos locos de guitarra a la mínima ocasión (y no muy buenos precisamente, mi mujer y yo comentamos 'Éste se cree Marty Mc Fly'). Tal vez por eso su guitarra sonó a un volumen inferior a las otras dos durante casi todo el concierto, supongo que los de la mesa ya saben cómo se las gasta. Y, por otra parte, la imagen que dio moviéndose así con su sobrepeso rozó el ridículo. Por suerte los otros miembros de la banda supieron mantener el tipo y siguieron a lo suyo.


Como curiosidad, Doro se cambió la camiseta que llevaba debajo del chaleco de cuero durante el solo de batería de Johny Dee y se puso una blanca de Motörhead. Y es que nunca a ocultado su admiración por Lemmy, llegando incluso a colaborar juntos en alguna ocasión.


Éste fue el repertorio que interpretaron:

Raise Your Fist in the Air
Earthshaker Rock
Bastardos
Burning the Witches
Fight for Rock
The Night of the Warlock
East Meets West
Kiss of Death
Make Time for Love
I Rule the Ruins
Three Minute Warning
Solo de batería
Blood, Sweat and Rock ’n’ Roll
Für Immer
All For Metal
All We Are
Metal Tango
Touch of Evil

Creo que dejar Touch of Evil para el final no fue una buena idea porque a esas alturas Doro ya tenía la voz bastante cansada y no pudo imprimirle la potencia necesaria para hacer honor a la canción. O tal vez lo haga a propósito para no lastrar su actuación después del esfuerzo que supone gritar así, quién sabe.


Resultó bastante cómico ver a uno de los miembros del equipo perseguir a Doro por el escenario para que se pusiera una chaqueta con capucha mientras ella se la quitaba de encima porque quería seguir saludando al público. Al momento supimos que su insistencia se debió a que, nada más terminar la actuación, los músicos salieron directamente de la sala por la puerta principal en lugar de meterse al camerino. Y es que los autobuses en los que estaban haciendo la gira estaban aparcados ahí mismo.


Y eso fue todo. En cuanto acabó nos fuimos a casa escopetados porque yo ya no podía con mi vida. Milagrosamente conseguí sacar fuerzas para grabar estos tres vídeos:





viernes, 15 de marzo de 2019

Powerwolf + Amaranthe: 13 de enero de 2019

Qué ganas tenía de ir a este concierto y qué contento salí. Pero empecemos por el principio. Conocí a Powerwolf del mismo modo que he conocido otros grupos, por una recomendación de Youtube (me salió después de haber estado escuchando Sabaton), y reconozco que con su 'Army of the Night' me engancharon desde el primer momento.


Pues bien, después de dedicarles unas cuantas escuchas me dio por mirar sus conciertos programados y resultó que hacía bien poquito habían estado en La Riviera (abril de 2016) y, encima, con Battle Beast, otros que tengo pendientes en mi lista. Mi gozo en un pozo, a esperar. Y vaya si esperé, casi 3 años. Eso sí, he estado criando ganas más que de sobra.


En cuanto se anunció la gira del disco 'The Sacrament of Sin' en verano de 2018 compré rápidamente mi entrada por sólo 25€. Y es que, con la inflación que hay últimamente en el mundo de la música en directo (es casi imposible ver nada en, por ejemplo, el Palacio de los Deportes, por menos de 60 euros), el precio resultaba casi de risa. Además repetían recinto (que me viene de maravilla) y traían dos teloneros. Primero un grupo desconocido (Kissin' Dynamite) y después otro que también suele salirme recomendado por Youtube pero que no me acaba de entrar por el oído: Amaranthe.

Medio año después acudí puntual a La Riviera ya que, aunque la entrada de puertas estaba inicialmente prevista para las 18:30, por correo electrónico y a través de los medios de comunicación afines anunciaron que la adelantaban a las 17:30. Y es que, con todo el papel vendido, el proceso de cacheo exhaustivo que se hace hoy en día iba a llevar su tiempo. Al llegar mis sospechas se confirmaron porque ya había una cola descomunal que no paraba de crecer. En mi larga espera al menos pude admirar el espectacular bus de gira y ver a algunos miembros de Amaranthe salir de él para ir a comer (lo supe porque lo dijo una niña andaluza que estaba en la cola con sus padres y a la que animaron a ir a hacerse unas fotos con los músicos, porque yo no los conocía).


Decidí llevarme varias barritas de cereales con chocolate para picar algo durante los conciertos y, al ver que en la entrada se acumulaba un montón de comida abandonada porque estaba prohibido acceder con cualquier alimento o bebida, me las escondí en diferentes bolsillos (y sólo me encontraron una que tuve que dejar para poder entrar).

El primer grupo, los alemanes Kissin' Dynamite, empezaron cuando todavía faltaba bastante gente por entrar. Tocan un glam rock/metal ochentero que me recuerda mucho al estilo de la época buena de Bon Jovi. No había oído hablar nunca de ellos, pero hay que reconocerles que le ponen todas las ganas del mundo y que su concierto se me hizo muy ameno (aunque me repugnaron las pintas de uno de los guitarristas, que es hermano del cantante pero no se le parece en nada, porque derrochaba demasiada metrosexualidad).


Tocaron las siguientes canciones:

I've Got the Fire
Somebody's Gotta Do It
Highlight Zone
Love Me, Hate Me
Waging War
You're Not Alone
I Will Be King
Flying Colours


Tras una corta espera de rigor para los cambios necesarios en el escenario llegó el turno de Amaranthe, el ecléctico grupo sueco de metal inclasificable que, como dije antes, no me termina de entrar por el oído y, tras haber asistido a un concierto suyo, sigue sin hacerlo. Su mezcla de música electrónica (o bakalao de toda la vida) con heavy metal y guturales no es para mí. Mira que su vocalista femenina, Elyze Ryd, canta bien sus partes, pero no me es suficiente como para compensar lo demás.


De todas formas me parece que su propuesta es original y comprendo que haya mucha gente a la que le guste, de hecho es de agradecer que no sean una copia barata de Nightwish, Epica o Within Temptation porque, con una cantante así en sus filas, hubiera sido fácil seguir ese camino.


Éste fue su setlist:

Maximize
Digital World
365
1.000.000 Lightyears
Hunger
Amaranthine
GG6
Helix
Drop Dead Cynical
Call Out My Name
The Nexus

Y, finalmente, llegó la hora de los lobos. La espera desde que terminó Amaranthe hasta que empezaron fue bastante más larga que la que tuvimos que aguantar entre Kissin' Dynamite y los suecos porque los cambios en el escenario fueron numerosos (como por ejemplo quitar la batería que compartieron los primeros dos grupos y montar una doble escalinata central).


Tras apagar la luces y reproducir una de las intros con las que suelen empezar sus discos para crear ambiente, arrancaron fortísimo, tocando seguidas cuatro pepinazos, dos del último álbum y otras dos de los dos anteriores, parando entre ellas poco más que para darnos la bienvenida a la celebración de la misa del heavy metal.


Pronto me quedó claro quién es el gran animador del grupo: el teclista Falk Maria Schlegel. Siempre que no le toca aportar nada musicalmente, aprovecha para ausentarse de su puesto y arengar a las masas. Qué carisma tiene el tío y qué tute se lleva su estola, que es lo que tiene más a mano.
 

Teniendo al público ya entregado, llegó uno de mis momentos favoritos de la velada. Con una iluminación muy tenue, junto con lineas de fuego colocadas por el escenario, tocaron la magnífica balada "Let There Be Night".



El otro animador de la banda es el propio frontman, Attila Dorn, cuya voz es el mayor tesoro del grupo. Me da pena que esté tan gordo porque no me gustaría que algún día su salud le pasara factura. De todas formas, ahora mismo está impresionante, no me esperaba que fuera capaz de reproducir en directo lo que hace en el estudio, pero vaya si lo logra.



Entre los diversos numeritos que hicieron para enganchar a la audiencia estuvieron el pedirnos imitar la palmada multitudinaria que hacen los islandeses, gritando a la vez "Blood!" (el primer intento fue un desastre y Attila se descojonó de nosotros), picarnos para que gritáramos más alto comparándonos con el público de Barcelona (un clásico), sacar una bandera con el logo del grupo en medio de una canción (cortesía del hiperactivo Falk Maria) y partir la audiencia en dos para que compitiéramos gritando una mitad el nombre del vocalista y la otra (la mía) el del teclista (que nos lo recordaba a voz en grito, sin micrófono ni nada, y se le oía).


El momento solemne del concierto vino con la canción "Where the Wild Wolves Have Gone", en la que sacaron un piano de pared en mitad del escenario y mantuvieron un iluminación muy lúgubre.



Éste fue el setlist:

Lupus Daemonis (Intro)
Fire and Forgive
Army of the Night
Incense & Iron
Amen & Attack
Let There Be Night
Demons Are a Girl's Best Friend
Killers With the Cross
Armata Strigoi
Blessed & Possessed
Where the Wild Wolves Have Gone
Resurrection by Erection
Stossgebet
All We Need Is Blood
We Drink Your Blood
Lupus Dei

Bises:
Agnus Dei (Intro)
Sanctified With Dynamite
Coleus Sanctus
Werewolves of Armenia


Especial gracia me hizo Attila cuando presentó las canciones "Resurrection by Erection", explicando con el micro a qué se refería, y lo mismo para "Coleus Sanctus", aclarando que la canción veneraba la santa bolsa masculina... el escroto. Genio y figura.


Musicalmente hablando, a parte de sonar de maravilla, me llamó la atención la ausencia de bajista en la formación. Investigando a posteriori, descubrí que en los discos es uno de los dos hermanos Greywolf, los guitarristas, el que graba ese instrumento. Así que en directo se supone que lo tienen sampleado. Una pena, aunque siempre hace menos daño que samplear los teclados cuando son muy protagonistas en las melodías (como pasa con Sabaton o Beast in Black).


Y eso fue todo. El mejor concierto al que fui desde Avantasia en el mismo recinto, 3 años antes. Y es que los conciertos en sala tienen algo especial, se puede alcanzar una complicidad con el público que en recintos más grandes es imposible.

A continuación los vídeos que grabé:




















Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio