miércoles, 27 de julio de 2016

Scorpions + Sabaton: 3 de julio de 2016

Segundo concierto del año y primero al que vuelvo a ir solo desde hace tiempo. Esta vez mi deseo de estar en las primeras filas (grada golden) para ver a mi grupo predilecto actualmente (Sabaton) supuso un sacrificio económico que nadie de mi entorno quiso asumir (bueno, sí hubo alguien, pero la proximidad del nacimiento de su segundo churumbel se lo impidió). Eso sí, cuando estaba haciendo cola para entrar pude ver en las pantallas del Palacio de los Deportes, que ya considero mi segunda casa y me niego a llamar "Barclaycard Center", el anuncio de que los suecos acudirían otra vez a Madrid en enero de 2017 como cabeza de cartel, siendo mi primer pensamiento "coño, si lo llego a saber me ahorro éste" porque los Scorpions no es que me apasionen y finalmente los 'militronchos' (mote que he puesto a Sabaton para que mi mujer sepa de quiénes hablo) sólo tocaron ocho canciones. Además, son dos grupos cuyos estilos dentro de la escena rockera están bastante alejados.


La hora que pasé a pleno sol en la cola fue bastante dura, pero la privilegiada posición con la que pude hacerme al entrar mereció la pena, a pesar de la pesada hora y cuarto que todavía tuvimos que esperar antes de la corta pero intensa descarga de metal militarizado que reventó el Palacio. Y eso que por ser los teloneros su espectáculo quedó bastante deslucido: el escenario completamente negro, el volumen al 75% aproximadamente con respecto a los Scorpions y sin permiso para pisar la pasarela que se acerca a las primeras filas.


Tengo mis reservas con el hecho de que todas las partes de teclados suenen grabadas en lugar de interpretadas en directo, pero si el que tiene que tocarlas es Joakim Brudén, prefiero que siga gozando de libertad para correr por el escenario. ¡Qué energía! Y sin perder el aliento para seguir cantando a la perfección en todo momento. Aunque a veces se emocionaba tanto que se despistaba y retomaba los versos un par de segundos tarde.



El escaso setlist fue el siguiente:
Ghost Division
Carolus Rex
Swedish Pagans
Resist and Bite
The Lost Battalion
To Hell and Back
The Art of War
Primo Victoria

Grabé seis canciones (prácticamente su actuación entera) así que, como siempre, podéis ver los vídeos al final de la entrada. Al igual que con el anterior concierto al que asistí, el de Avantasia, la calidad de la grabación es máxima. Los temas más celebrados por el público fueron Swedish Pagans y Primo Victoria porque tienen el rollo más festivo, aunque yo me volví loco prácticamente con todas (como puede oírse en los vídeos) para sorpresa de los que me rodeaban. Al término de su concierto más de uno me preguntó por el nombre del grupo y de dónde eran.


Como detalles a destacar, me quedo con el espectacular bajo con la bandera sueca que exhibió Pär Sundström y la cara de felicidad infinita de Joakim (tras quitarse las gafas de sol) cuando el público coreaba los estribillos de las canciones, sintiendo que acababan de conquistar nuevos territorios. Diría que casi se le saltan las lágrimas. Del resto del grupo me perdonaréis que no comente nada, pero con tanto cambio en la alineación es preferible no encariñarse con ellos (según escribo estas líneas me entero de que el guitarrista Thobbe Englund también abandona el grupo porque viajan demasiado). Sin duda repetiré en enero, ante la promesa de un espectáculo diseñado por y para ellos, y acompañados nada más y nada menos que por Accept.

Pasemos al teóricamente plato fuerte de la velada. Tras casi otra hora de espera, arrancó la actuación de los veteranos alemanes acompañados por el genial ex-batería de Motörhead, Mikkey Dee, en sustitución de James Kottak por lesión.


Al tratarse de la gira conmemorativa de su 50 aniversario prepararon un setlist con canciones de todas sus épocas, aunque las más antiguas las fusionaron en plan medley. Hay que reconocer que el espectáculo visual fue grandioso, con pantallas gigantescas y vídeos específicos para cada canción: desde colores psicodélicos propios de los años 70 hasta la bandera del país visitado en cuestión con la silueta de los integrantes (aunque la del batería seguía siendo la de Kottak).


A nivel individual, el que anima el cotarro en directo es sin duda Rudolf Schenker. Con sus guitarra de flecha (incluso tiene una con tubo de escape incorporado que echa humo), su look de pelo de punta teñido de rubio platino y gafas de sol, acompañado en ocasiones de sombrero, y sus repetitivos e hipnóticos bailecitos mientras toca son la imagen registrada desde hace muchos años de los Scorpions.



Aun así, desde mi punto de vista, la auténtica responsabilidad musical la tienen Klaus Meine (qué voz tan bien afinada conserva) y Matthias Jabs (guitarra solista). Eso sí, el pobre Klaus creo que hace un poco el ridículo cuando saca la pandereta y el cencerro porque no se oyen por ningún lado (no tenían micrófonos); pero lo de fingir que silba la melodía de Wind of Change ya me parece absurdo, y es que lo hace con el micrófono pegado a la boca mientras suena la grabación... ¿por qué? Para que no parezca que le tengo tirria, que conste que me encantó que se animara con la guitarra y el detalle de que se pusiera un chaleco con las palabras ROCK & ROLL FOREVER serigrafiadas por detrás, en claro homenaje a su compañero Kottak por los tatuajes que lleva el americano en la espalda.


La lista de canciones quedó así:
Going Out With a Bang
Make It Real
The Zoo
Coast to Coast
Top of the Bill / Steamrock Fever / Speedy's Coming / Catch Your Train
We Built This House
Delicate Dance
Always Somewhere / Eye of the Storm / Send Me an Angel
Wind of Change
Rock 'n' Roll Band
Dynamite
In the Line of Fire
Solo de batería
Blackout
No One Like You
Big City Nights
Still Loving You
Rock You Like a Hurricane

Hubo un vídeo con el que creo que se la jugaron un poco: durante la canción Big City Nights se mostraron imágenes de una gran ciudad asiática de noche (hay quien dice que es Tokio, pero como yo no tengo el gusto de haber estado no puedo confirmarlo) mientras una bailarina ligera de ropa se contoneaba. Y es que en los tiempos que corren les pueden acusar de machistas simplemente por eso, aunque cuando la mayoría de público femenino que les sigue es más o menos de su edad, supongo que el riesgo es menor.

Los temas instrumentales se me hicieron sorprendentemente entretenidos, aunque me pareció feo el detalle de Rudolf de poner a un pipa a hacerle el trabajo rítmico en Delicate Dance, compuesto por Matthias, a menos que se tratara de una especie de regalo al desconocido asistente (en el concierto de Córdoba acusaron a Klaus y Rudolf de ausentarse del escenario durante este tema para ver la tanda de penalties entre Alemania e Italia; pero que conste que lo hacen siempre). Por contra, el solo de batería interpretado por Mikkey suspendido en una plataforma se me hizo algo largo, aunque me pasa con todos los solos de este tipo.


Las canciones que mejor me sonaron fueron Dynamite y Blackout, un par de cañonazos muy bien acompañados visualmente. La peor, The Zoo, una canción que no me gusta y que en directo creo que mata todo el ambiente de lo lenta que es.


Dejaron las dos más famosas para los bises, Wind of Change y Rock You Like a Hurricane, para volver loco al público y despedirse por todo lo alto. Concierto de hora y media que, al no ser fan del grupo, se me hizo un poco largo, especialmente al principio. Aunque no me arrepiento de haber ido, siempre está bien tachar de la lista de pendientes una banda mítica.

Próxima parada: Nightwish, otra vez "en casa", en septiembre.

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